Mantenimiento de la confianza durante la pandemia de COVID-19

Durante la pandemia, la mejora experimentada por los niveles de confianza, en particular la confianza depositada en las instituciones nacionales, se tradujo en un mayor grado de satisfacción respecto a las respuestas formuladas a nivel de política gubernamental frente la COVID-19, lo que demuestra el papel fundamental que juega la confianza en la gestión eficaz de una crisis. Comprender la importancia de mantener unos niveles elevados de confianza a nivel social, así como la incidencia de la confianza, es crucial para abordar futuras crisis.

Tener en cuenta los intereses económicos de los ciudadanos es crucial para construir una sociedad marcada por unos elevados niveles de confianza. Una recuperación justa e inclusiva de la pandemia, con un acceso equitativo a la educación y a la formación, el empleo, la vivienda asequible y la seguridad social, especialmente en el contexto de un marco de transición justa en la que ninguna persona o región se queden postergados, resulta esencial de cara a estos esfuerzos.

Los resultados confirman que las personas con altos niveles de confianza son más proclives a participar en las campañas de vacunación y destacan que, para responder eficazmente a una crisis sanitaria, las sociedades requieren poblaciones marcadas por un elevado grado de confianza. La confianza en las instituciones desempeña un papel importante en esta relación.

Durante la pandemia de COVID-19, las personas con bajos niveles de confianza en instituciones tales como gobiernos o instituciones científicas y médicas estuvieron vinculadas a bajas tasas de vacunación. Dado que la confianza en el sistema sanitario y en la industria farmacéutica es especialmente pertinente en este contexto, es fundamental que los responsables de la formulación de políticas mantengan una comunicación clara y permanente sobre las vacunas y sus efectos secundarios.

Los resultados revelan que los encuestados que eligen los medios sociales como principal fuente de información tienden a caracterizarse por una menor confianza institucional y por una menor satisfacción con las medidas adoptadas por sus gobiernos para contener la COVID-19 que quienes eligen los medios de comunicación tradicionales. Por consiguiente, afrontar la información incorrecta o engañosa y refutar la información deliberadamente falsa en las plataformas de medios sociales debe ser una prioridad tanto para la UE como para los Estados miembros.